San Valentín...

Un año más se acerca el "día de los enamorados", aunque a mi parecer es una fecha que debería celebrarse cada día, cada segundo, cada instante...

Debería ser una proclama al suspiro, al te quiero, al no te olvides de mi, pero al final lo convertimos en un ir y venir de compras compulsivas para tener "contento" a ese ser amado en una fecha especial.

Un día en el que un bombón significa te quiero, un flor te amo y un suspiro... no puedo vivir sin tí.

Este año iba a ser diferente para mi... la persona que hace años me regalaba esos bombones está, afortunadamente para mí, muy lejos, muy muy lejos, y la persona con la que me hubiera gustado compartir este día... "desaparecido".

Pero cuando menos me lo esperaba, volvió a aparecer mi Ángel de la Guarda... simplemente con una caricia, una sonrisa, me ha devuelto la ilusión de vivir. Jamás esperé encontrarlo de nuevo, y a decir verdad, menos a él... pero se ha metido silenciosamente en mi vida, sin darme cuenta, amándome en silencio mientras un pedacito de corazón se me había muerto.

Ha sabido ganarse mi cariño en poco tiempo, con su apoyo, con su sinceridad y yo... he descubierto de que sigo viva, que a pesar de los duros golpes que me ha dado la vida, algunos visibles y otros no... sigo teniendo ganas de vivir.

Me quedan muchas magulladuras que curar, muchos dolores que sanar, pero sé que algunos se irán borrando de mi cuerpo en breves días y esos moratones que están cubriendo mi cuerpo se van a convertir en dulces caricias...

Es un San Valentín especial, sí. Un San Valentín con permiso para volver a amar.

Espero que me conceda este último deseo.